nedeľa 21. decembra 2014

Herradura de la suerte - un talisman de los gitanos


Símbolo mágico que está considerado como el talismán más antiguo del mundo y sus aplicaciones esotéricas, casi infinitas, van desde su capacidad para protegerse del entorno, conciliar o disipar dudas, hasta conseguir deseos o ayuda en la buena suerte de la persona.

Tradición gitana...
. Las herraduras formaban parte de la existencia vital de la vida gitana. No disponer de las herraduras, perderlas o no tenerlas en perfecto estado, podía significar numerosas desgracias. En general una herradura que se perdía era una etapa pasada y hasta cierto punto podía otorgar suerte, si era lanzada con fuerza hacia atrás y sin mirar.
Según la leyenda existían cuatro demonios...
Tristeza, mala suerte, enfermedad y muerte...Al atardecer iba un gitano a caballo rumbo y al pasar por un puente salieron al paso los cuatro demonios y al empezar a perseguirlo mala suerte estuvo a punto de alcanzarlo...En la carrera lso otros demonios se salieron del camino y al casi alcanzarlo mala suerte al caballo del gitano se le zafo una herradura matando al demonio de mala suerte...El gitano se detuvo a recoger el objeto y continuó a su campamento y los otros tres demonios levantaron a su hermano muerto para enterrarlo. El gitano contó su experiencia a la tribu, y clavó el objeto en la puerta al amanecer los demonios fueron a buscar al gitano pero al ver la herradura colgada en la puerta del gitano huyeron muy asustados...
De ahí en adelante los gitanos ponen la herradura en las puertas de sus casas para que no entre la mala suerte...
Lo curioso es que ellos la ponen con el extremo abierto hacia arriba para que retengan la buena suerte...



Según dicen sus poderes vienen de la forma especial que tienen, del metal de su fabricación y de ser usadas: se supone que los caballos al golpearlas contra el suelo, las cargan con su propia energía y la de la Tierra.
Hallar una herradura es sin duda símbolo de fortuna, y más aún si conserva algunos de los siete clavos característicos.
Hoy en día no son fáciles de conseguir, pero si puede obtener una, obsequie a quien se la da una botella de vino, licor o miel. Si la compra, pagúela con monedas y no con billetes.
Cuando la coloque en su casa, tenga en cuenta que si no está en la puerta de entrada, o en un pasillo mirando hacia allá, la herradura ejerce malas ondas.
Sujétela con clavos en número impar, 3, o 5. Estos no deben ir, en lo posible, en los agujeros que se usaron para clavarla a la pezuña del caballo.
Y otro detalle más: hay creencias que aseguran que la puerta sobre la cual se coloca la herradura debe ser de un solo color, para no interferir con sus diversas vibraciones.


La creencia popular de las herraduras como símbolo mágico se extiende desde Italia pasando a través de Alemania y llegando incluso a la Gran Bretaña y Escandinavia.


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